La experiencia estética de Kant se asemeja bastante, o al menos me lo parece, pero no es comparable con el "estado estético" , este último no es solo experiencia sensible, también contiene un tipo de conocimiento , el "intuitivo", puro, sin los artefactos racionales, capta lo esencial de la existencia...Pero para llegar a ello se tiene que saber de arte?... es la contemplación, sin "aparataje" cognitivo, posible?.
Transcribo parte de lo que Hermann Hesse responde a unos lectores entusiastas, con tendencia a la intelectualización de las obras, a propósito de unos relatos de Kafka (perdón por la extensión pero he resumido bastante): "Resulta gratificante la participación de esos lectores que ya no quieren disfrutar pasivamente, que no desean solo consumir un libro, que quieren conquistarlo y apropiárselo mediante su análisis...Pero, en esa ansiedad de dominarlos a través del análisis crítico se ha perdido buena parte de la capacidad para entregarse a la contemplación y a la escucha. Si nos contentamos con arrancar a un poema o a una narración su contenido en ideas, en tendencias, en elementos didácticos o instructivos , nos conformamos con poco, y el secreto del arte, lo auténtico y esencial, se nos escapa...Quien esté capacitado para leer de verdad a un escritor, sin hacerse preguntas, sin esperar resultados intelectuales o morales, sino sencillamente abierto a recibir lo que le ofrece el escritor, esas obras le darán todas la respuestas que necesite...Ese afán por "interpretar " es un juego de la razón; un juego que a veces puede parecer muy brillante. El juego de quien puede manejar el intelecto pero es incapaz de entender el arte...que nunca encuentra el camino hacia el interior de una obra de arte porque está ante la puerta probando cien llaves y no se da cuenta de que la puerta está abierta".
La experiencia estética de Kant se asemeja bastante, o al menos me lo parece, pero no es comparable con el "estado estético" , este último no es solo experiencia sensible, también contiene un tipo de conocimiento , el "intuitivo", puro, sin los artefactos racionales, capta lo esencial de la existencia...Pero para llegar a ello se tiene que saber de arte?... es la contemplación, sin "aparataje" cognitivo, posible?.
Transcribo parte de lo que Hermann Hesse responde a unos lectores entusiastas, con tendencia a la intelectualización de las obras, a propósito de unos relatos de Kafka (perdón por la extensión pero he resumido bastante): "Resulta gratificante la participación de esos lectores que ya no quieren disfrutar pasivamente, que no desean solo consumir un libro, que quieren conquistarlo y apropiárselo mediante su análisis...Pero, en esa ansiedad de dominarlos a través del análisis crítico se ha perdido buena parte de la capacidad para entregarse a la contemplación y a la escucha. Si nos contentamos con arrancar a un poema o a una narración su contenido en ideas, en tendencias, en elementos didácticos o instructivos , nos conformamos con poco, y el secreto del arte, lo auténtico y esencial, se nos escapa...Quien esté capacitado para leer de verdad a un escritor, sin hacerse preguntas, sin esperar resultados intelectuales o morales, sino sencillamente abierto a recibir lo que le ofrece el escritor, esas obras le darán todas la respuestas que necesite...Ese afán por "interpretar " es un juego de la razón; un juego que a veces puede parecer muy brillante. El juego de quien puede manejar el intelecto pero es incapaz de entender el arte...que nunca encuentra el camino hacia el interior de una obra de arte porque está ante la puerta probando cien llaves y no se da cuenta de que la puerta está abierta".
La puerta está abierta…
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
Antonio Machado.