Me resultaba difícil ser tajante, aunque sabía perfectamente que no me quedaría. Antes de que amaneciera debía marchar, así que fue suficiente observar que estaba cansada para desviar el tema.
—Estoy algo cansada, sí.
Me apresuré a decirle que podía marchar y dejarle descansar.
—No pasa nada. Esta noche ya no dormiré.
—Con todo esto, en esta situación, ¿…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Filosofía de bolsillo para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.