Me levanté sin decir nada. Pronto estaría caminando hacia los márgenes, donde podía imaginar un horizonte dibujado por hombres y mujeres agolpados, esperando, sin saber que nunca llegarían a cruzar al otro lado. Los accesos de entrada a la ciudad estaban cerrados, pero no de salida, aunque estos también estaban vigilados. Quién sabe si la caricia y el r…
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